sábado, 2 de marzo de 2019

LA GENTE MOJANO.

Mi abuela cuenta que "Rafael era mojano".
Dice que "al llegar la noche cogía la cobija y salía corriendo a un bosquesillo allí se quejaba mucho, porque se estaba transformando en perro".

"Cuando estaba muchacha había mucho mojano, estos molestaban mucho"; cuenta que, "en una noche cerca a la casa cuando estaba subiendo a la muralla del sembrado me tocó los pies y yo gritaba y el porquería se reía "tih, tih.

Y después me tiraba terrones. En la casa además se robaba la carne, el mote y las gallinas."

"Cuando aparecía en la casa nosotros lo espantábamos con el perro, estos le mordían y el
mojano gritaba ay, ay , ay.. chit... chit..."

Dicen que había unas quebradas (arroyos) que tenían unas piedras redondas que permanecían saltando en vaivén, la persona que tenía tendencias a ser ladrón o maldadoso, con solo mirar estas piedras se le pega a un lado de los testículos de los hombres, a las mujeres se les pega a un lado de la vagina, es como una garrapata y con esto las personas empezaban a transformarse en animal.

Dicen que al transformarse sufren mucho porque le empiezan a sairles uñas gruesas, la terminación de la columna vertebral se alarga y se vuelve cola, y en el cuerpo por los poros le sale pelo de perro.

Al anochecer salen a recorrer y a robar carne, comida y gallinas, también asustan a la gente; estos recorren muy lejos de sus casas, van de Toribío a Santander de Qulichao, Jambaló y a Caldono.





Tomado de la tradición oral Nasa (paez) 

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